lunes, 28 de noviembre de 2011

TIENEN QUE SER MIOS (G2)

Paloma Sanz y Sara Blázquez

LA MEDIA ES DE 19 PARES, AUNQUE HABITUALMENTE UTILICEMOS 4.

Los zapatos no eran más que un utensilio para caminar hasta que a principios del S.XX las mujeres de la alta sociedad lo convirtieron en un incipiente objeto de moda. Estas llegaban a utilizar hasta ocho pares diarios. Los zapatos se convirtieron en símbolo de buen gusto y prestigio además de un modo de diferenciación.

Su evolución ha llegado a tal extremo que se ha camb

iado su valor de uso por un valor signo relacionado con una identidad que define a las mujeres o que a la mayoría les gustaría alcanzar. Es decir, ya no se busca el calzado duradero, sino uno que les haga especiales en cualquier ocasión por los valores que estos llegan a transmitir como sensualidad, erotismo, elegancia, seguridad…

El simbolismo del calzado no es novedoso, incluso en cuentos como “LA CENICIENTA” podemos encontrarlo. Ésta, en la gran fiesta llega a transformarse en una princesa que causa gran admiración llegando a encontrar a su príncipe gracias al poder transformador de un precioso y distinguido zapato.

Independientemente del poder adquisitivo todas las mujeres de hoy en día cuentan con más de una docena de zapatos en sus armarios, y muchos de ellos pueden llegar a ser insufribles. Pero como apunta el dicho “para presumir hay que sufrir”, hasta tal punto que muchas adictas a la moda llegan a realizarse operaciones como liposucciones de tobillos y pantorrillas entre otras para lucir mejor este complemento.

Muchas mujeres de a pié buscan asemejarse a esos prototipos de belleza y distinción que las grandes multinacionales nos muestran. Pretendiendo con esto una metamorfosis que los zapatos las ayudan a conseguir.

¿Qué supone un par más?

Para las mujeres, un par de zapatos más no supone nada malo, si no que su adquisición y posterior disfrute conlleva felicidad, gusto y bienestar. Pero en muchos casos, un par más puede suponer por ejemplo una crisis de pareja. Es por ello, que muchas mujeres esconden los zapatos nuevos para que sus parejas no se percaten de ellos. Este tipo de crisis se debe en gran medida a que muchos hombres no entienden para qué tantos zapatos y comienzan a ver éste excesivo consumo como una auténtica adicción que puede llegar a acarrear graves consecuencias.

¿Necesidad, adicción o pertenencia?

La compra de zapatos desde nuestra concepción de “mujeres de a pie”, es una “necesidad”. Realmente no necesitamos tener 20 pares de zapatos en el armario para nuestra rutina diaria, pero precisamos sentirnos bien, necesitamos de alguna manera fuera de lo común, tener esa subida de adrenalina que el estreno de unos nuevos zapatos nos proporciona. Nos gusta sentirnos como “una niña con zapatos nuevos”.

¿Antidepresivo y distracción?

En muchas ocasiones, la compra de zapatos por mujeres se debe a un mal día, una mala semana o simplemente una mala racha. Cuando se está en este tipo de situaciones, siempre hay una amiga que sugiere ir de compras para animarse.

Comprar zapatos en estas circunstancias, más que un método ante la depresión, es una distracción que te hace olvidar los problemas durante un leve periodo de tiempo.

3 comentarios:

  1. Hace más de 1000 años que en China se asociaban los pies femeninos con la sensualidad, y en la actualidad seguimos manteniendo ese argumento, seguimos asociando los pies y los zapatos con el sexo. Sino por qué las mujeres se sienten tan poderosas y tan sensuales cuando se calzan un buen par de tacones.

    Los zapatos son la vestimenta de los pies, y no solo cumplen esa función sino que nos ayudan a ganar ciertos centímetros y a estilizar las piernas. Además modifican la postura y regalan un andar sinuoso y sexy. También hay que recalcar que cada tipo de zapato transmite un mensaje, por ejemplo las sandalias evocan feminidad, las plataformas evocan el disfrute de la vida, los tacones de aguja evocan la sensualidad más atrevida…

    Los zapatos se convierten para muchas mujeres en un arma, un arma con la que atacar y con la que defenderse, con un buen par de zapatos atraes miradas y ganas autoestima… hay un dicho que dice “en zapatos no se gasta dinero, se invierte”.

    Además por mucho que algunas mujeres se esfuercen en negar su admiración y pasión por los zapatos, estos encabezan la lista de preferencias más deseadas de una mujer, y son considerados el mayor de los fetiches, tanto femeninos como masculinos.

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  2. Creo que el tema se ha limitado a la figura de la mujer, y creo que en la actualidad los hombres también serían un objeto de estudio importante en este aspecto, ya que el calzado es una parte muy personal de cada persona. A través de ellos se identifica perfectamente la identidad/personalidad de cada individuo creando grupos sociales. Es decir, los neonazis y todos aquellos grupos radicales se identifican por unas botas determinadas con unos colores determinados, los denominados "perroflautas" por zapatillas, etc. Sin embargo a lo largo de la sociedad hemos comprobado como muchas veces estos gustos se van intercambiando entre los diferentes grupos sociales. Pongo un ejemplo personal, y es que cuando era pequeña mi madre me ponían las famosas Victorias, Tau Tau, o las alpargatas, muy a mi pesar prefiriendo muchas veces quedarme en casa que ir al parque con tal de que no me vieran con eso, y sin embargo hace unos años la gente estaba pagando precios bastantes altos por este tipo de calzado.

    Aquí se ve la gran importancia de este producto que aunque pase desapercibido en un simple vistazo, todos recurrimos a ellos.

    Para finalizar dejo una frase que me gusta bastante y que tiene relación con el tema
    "Pisando fuerte,llegarás lejos" y para ello que mejor que un buen calzado ;)

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  3. Me parece realmente interesante el tema de los zapatos como ejemplo de consumo idealizado y fetichista.
    El hecho de que las mujeres compran zapatos de forma compulsiva e irracional es uno de esos estereotipos que se cumple en muchos casos. Aunque en cualquier caso, creo que se podría hacer extensivo a más productos de consumo: como bolsos, ropa, cosméticos, etc. Y en la sociedad de hoy en día, incluso, como comenta Sofía, también es aplicable a los hombres y a otros grupos de identidad.
    Aunque si bien es cierto, creo que la historia no es como nos la vende "Sexo en Nueva York". Estoy segura de que hay mujeres que encuentran una verdadera fuente de la expresión de su identidad, pero no creo que todas estemos locas por unos tacones. En cierto modo, es parte del compendio de protocolo y normas sociales que nos vienen impuestas. A menos que trabajes en el McDonnals, una mujer (y un hombre, por supuesto) debe ir a trabajar con un atuendo apropiado. Estéticamente, los tacones son bonitos y psicologicamente, pueden hacerte sentir más segura aunque paradojicamente, no más comoda. Pero si que muchas veces se da prioridad a la estética en detrimento de la comodidad (creo que esto no es nada nuevo).
    Personalmente, creo que siempre va a haber un par de tacones en cualquier armario, y aunque muchas prefiramos las zapatillas, no deja de ser otra seña indicativa acorde con cada personalidad.

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